Por
Brisa Terezon en colaboración con Margarita Mendoza, ASAUDB
22 de Sep, 2020
En junio pasado iniciamos el verano desde el punto de vista astronómico, en ese día tuvimos el día más largo en el hemisferio norte. Ahora, nos acercamos al otoño, una fecha que se conoce en astronomía como “equinoccio”. La palabra “Equinoccio” proviene de una palabra en latín que significa “noche igual”, por lo que la duración del día y la noche es la misma.
Figura 1. Esquema que representa las cuatros estaciones astronómicas.
Créditos imagen/Bohemia, Revista Cubana de Actualidad General
Es un evento astronómico que ocurre dos veces al año, el primero alrededor del 20-21 de marzo (equinoccio de primavera y el segundo alrededor del 21-23 de septiembre. A este último se le conoce como equinoccio de otoño y se caracteriza porque el Sol se sitúa en el plano del ecuador terrestre de tal modo que el eje de la tierra es perpendicular a los rayos del Sol.
Figura 2. La Tierra mostrando que los rayos de Sol llegan perpendiculares durante los equinoccios.
Créditos imagen/Infobae.com
Mientras que para los habitantes del hemisferio norte significa entrar al otoño, para los del hemisferio sur es inicio de la primavera. Para este año 2020, el equinoccio ocurrirá el martes 22 de septiembre a las 8:30 am y marca el final del verano. A partir de esa fecha, la duración del día se irá haciendo más corta y las noches más largas. En otras palabras, es cuando vemos que oscurece más temprano. El otoño terminará en diciembre cuando se dé paso al solsticio de invierno.
Y como dato curioso, 2 veces al año el satélite meteorológico ruso Elektro-L , puede capturar una imagen como esta, mostrando todo un hemisferio bañado por la luz del sol. En un equinoccio, el eje de rotación de la Tierra no se inclina hacia el Sol ni se aleja del mismo, por lo que la iluminación solar puede extenderse a ambos polos del planeta, como lo menciona Robert Nemiroff y Jerry Bonnell en una nota de “foto astronómica del día” para la NASA.
Figura 3. Imagen de la obtenida por el satélite Elektro-L, durante los equinoccios.
Créditos imagen/NASA